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Presentación

La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla hoy  

La visión institucional de la Universidad la define como una universidad pública abierta e incluyente, comprometida e integrada en la sociedad, de calidad reconocida en el ámbito estatal, regional y nacional, que tiene alto prestigio internacional.  

Dentro de la visión, las características de los programas de posgrado incluyen:  

Ser pertinentes: Con una oferta educativa diversificada que atiende la demanda de los sectores sociales y productivos contribuyendo a la solución de la problemática de su entorno. Con estudios sistemáticos sobre la trayectoria de sus estudiantes y un programa institucional permanente de seguimiento de graduados y de mercado laboral, que enriquecen los trabajos del desarrollo y actualización curricular.  

Tener programas de atención a los estudiantes. Promoviendo en los estudiantes la responsabilidad de su aprendizaje, garantizando su permanencia, buen desempeño y titulación oportuna. Se cuenta con mecanismos de reconocimiento de créditos, programas de movilidad y sistemas de asesorías.  

Apoyarse en una planta académica habilitada y actualizada. Las competencias de los profesores impactan en la mejora continua de la oferta educativa y en la generación y aplicación del conocimiento.   

Desarrollar labores de investigación que tienen impacto directo en el desarrollo socioeconómico y contribuyen al avance de la cultura, la ciencia y la tecnología. Al mantener la tradición de la BUAP en la investigación, se hace posible el impulso y estímulo del desarrollo de áreas emergentes.  

Tener una estrecha congruencia entre los objetivos de los programas y las Líneas de Generación y Aplicación de Conocimiento de los Cuerpos Académicos.  

Contar con Programas Educativos orientados a la formación de investigadores reconocidos a nivel internacional y que constituyen un referente en las áreas de Ciencias Exactas, Naturales, de la salud, Educación y Humanidades y Sociales.  

Participación en redes de colaboración académicas, nacionales e internacionales, productivas y sociales, con una amplia movilidad de profesores y estudiantes, con enfoques inter y transdisciplinarios, y con un mayor aprovechamiento de los recursos.  

Los programas están integrados en un sistema institucional de posgrados, participan en procesos periódicos de autoevaluación cuyo propósito es la mejora y el aseguramiento de la calidad, complementados con evaluaciones externas.  

Algunas de las acciones institucionales en marcha para lograr la visión son:  

El cumplimiento del Reglamento General de Estudios de Posgrado y del Foro Consultivo de Reglamentación de Investigación y Posgrado, realizado en abril de 2014, incluyen requisitos mínimos para la apertura de nuevos PE, nuevos mecanismos de titulación, reconocimiento de créditos y definición de tiempos máximos de residencia. Con ello se ha logrado, entre otras cosas, reducir los tiempos de graduación y se ha propiciado la movilidad de estudiantes y de docentes, en el ámbito nacional e internacional.  

El fortalecimiento de las líneas de investigación institucionales, aplicadas y vinculadas a las necesidades sociales mediante el programa institucional de Proyectos Multidisciplinarios con Pertinencia Social, el cual engloba temas estratégicos: Energías Alternativas y Medio ambiente, Producción agrícola sostenible, Salud y Gobierno.   

La implementación de mecanismos de autoevaluación periódica, acordes a los estándares de calidad del Padrón Nacional de Posgrados de Calidad.  

   

Fundamentación del Programa  

Relevancia socioeconómica y ambiental  

Parte de la problemática alimentaria nacional tiene su origen en la especulación financiera de los mercados internacionales de alimentos y semillas, y la competencia que ha desatado el próximo fin de la era de los hidrocarburos sobre la producción de agrocombustibles a partir de granos y sacaríferos que se usan como alimentos, entre otros aspectos. Las consecuencias son desde el alza en los precios de los productos de la canasta básica y de los energéticos, impacto en los recursos naturales, disminución de la superficie agrícola, abandono y deterioro de las tierras cultivables, migración y la consecuente feminización del campo, así como el bajo aprovechamiento del potencial productivo del país.  

A pesar de ser herederos de una cultura alimentaria milenaria, recientemente declarada Patrimonio Inmaterial por la UNESCO, la alimentación mexicana adolece de graves problemas de malnutrición y desnutrición. La pobreza alimentaria para 53.3 millones de mexicanos (CONEVAL, 2013), donde el maíz es el grano más importante de la dieta diaria, se ha visto agravada por alzas en precios, la disminución de superficie de cultivo, la contaminación ambiental y la modificación genética.  

El modelo económico capitalista ha demostrado ser productivamente deficiente y socialmente inequitativo. Las reformas estructurales recientes y la apertura comercial iniciada a principios de los noventas hasta la desregulación del mercado de alimentos, sólo han favorecido a los monopolios y oligopolios nacionales y transnacionales que se dedican a la producción agrícola convencional y a la transformación y comercialización de alimentos. A los efectos del cambio climático y del incremento del deterioro ambiental sobre el agua, el suelo y la biodiversidad se les han dado poca atención; así como al manejo inadecuado de prácticas agrícolas que afectan la calidad en la producción de los alimentos y a la calidad de vida de la población.  

Por lo tanto, se debe avanzar hacia modelos analíticos que permitan comprender, mejorar y diseñar sistemas de producción agropecuaria, forestal y de transformación a escala territorial pertinentes a cada región, que garanticen el derecho a la alimentación, seguridad y soberanía alimentaria, nutricional, así como al derecho de un ambiente sano. Por lo que es necesario impulsar modelos educativos eficientes y con un enfoque agroecológico para la producción de alimentos, basados en la identidad cultural, ligada a las tradiciones campesinas e indígenas, que impulsen estrategias de políticas sustentables ampliamente consensadas.  

La Agroecología es una herramienta para el desarrollo sustentable de la agricultura en general, porque incorpora un enfoque más ligado al entorno natural y más sensible socialmente, enraizada en el uso de conocimientos y tecnologías indígenas y campesinas, promueve el manejo de los cultivos mediante la aplicación de una ingeniería ecológica que:   

a) Ensambla, en el tiempo-espacio, distintos componentes del agroecosistema (cultivos, suelos, árboles y animales).  

b) Crea múltiples sinergias para potenciar la productividad de los recursos empleados en las tareas agropecuarias.  

c) Eficientiza el uso de recursos cuyo costo tiende a cero (energía radiante, aire, nitrógeno atmosférico, carbono, cadenas y tramas tróficas), mediante la aplicación de prácticas agrícolas, tales como la asociación y rotación de cultivos, el manejo integrado de plagas y enfermedades, así como la conservación de suelos y aguas.  

d) Promueve la relación agricultura-ganadería, la siembra de materiales criollos, el uso de estiércol y abonos orgánicos, la biodiversidad, la eficiencia energética, la captación de carbono, oponiéndose al uso excesivo de tecnologías e insumos que degradan el ambiente, provocando el desplazamiento del pequeño agricultor, pérdida de su biodiversidad genética y concentra la tierra en pocas manos (Altieri y Nicholls, 2000; Martínez, 2002).  

La Agroecología se ha convertido en la disciplina que proporciona los principios ecológicos básicos para estudiar, diseñar y administrar agroecosistemas que influyan no sólo a los aspectos ecológico-ambientales de la crisis de una agricultura moderna, sino también a los aspectos económicos, sociales y culturales. Se refiere al estudio de fenómenos netamente ecológicos dentro del campo de cultivo, tales como las relaciones depredador/presa, o competencia de cultivo/maleza; a menudo incorpora ideas sobre un enfoque de la agricultura más ligado al medio ambiente y más sensible socialmente valorizando el conocimiento local empírico de los agricultores y llevando su aplicación al objetivo común de sostenibilidad, centrada no sólo en la producción, sino también en la sostenibilidad ecológica del sistema de producción, enfatizando en la interrelación de todos los componentes del mismo, así como las complejas dinámicas de los procesos ecológicos (Altieri, 1995; Rosset, 1997; Hecht, 1999; Gliessman, 2002).  

En relación con lo anterior, el manejo que se considera para ser exitoso en las diferentes dimensiones e implicaciones del desarrollo sostenible: ambiental, sociocultural, económico y político-institucional, y no se conforma con propuestas basadas en cambios técnicos que impliquen alternativas orgánicas o no contaminantes a los sistemas productivos convencionales, sino entiende y propone alternativas a las causas fundamentales que orillan a los productores a utilizar esas tecnologías. Esto es a lo que se considera manejo sostenible de agroecosistemas. Por tanto, la unidad básica de estudio de la Maestría en Manejo Sostenible de Agroecosistemas (MaSAgro) es el agroecosistema y su manejo, el cual despliega diferentes líneas de investigación en el campo agrícola, útiles y necesarias para formar recursos humanos de alto nivel en el campo de la Agroecología.  

   

Articulación BUAP-UR-UCIRED-CESDER  

Con el desarrollo del programa de Maestría se ha logrado la articulación entre universidades y la sociedad civil, por medio del intercambio de profesores y alumnos lo que ha generado sinergias que contribuyen a fortalecer el desarrollo sostenible a nivel nacional. Con este fin, el Programa se desarrolla en un consorcio formado por el CENAGRO-BUAP, el Departamento de Agricultura y Alimentación de la Universidad de La Rioja (UR) y el CESDER (Centro de Estudios para el Desarrollo Rural). La validación oficial del programa educativo es otorgada por la BUAP.  

La UR, creada el 13 de mayo de 1992, recoge la experiencia y espíritu de las antiguas escuelas y colegios universitarios. En los últimos años se ha adaptado al Espacio Europeo de Educación Superior y ha pasado a formar parte del campus de excelencia internacional “Iberus”, en estos 23 años el campus ha agrupado al 90% de los investigadores de la región, ha formado a más de 18 mil titulados en diversos ámbitos del saber, ha incrementado su oferta docente y ha multiplicado su actividad investigadora, ligada a las necesidades del entorno. Actualmente mantiene en vigor más de 600 convenios con empresas e instituciones públicas. La totalidad de los alumnos realizan prácticas externas y los programas de intercambio garantizan que el estudiante de la UR pueda completar su formación académica estudiando en un campus de Europa o América. Actualmente se realizan acciones con base en el convenio “Acuerdo marco de cooperación entre la UR (España) y la BUAP (México)”, firmado por los Rectores de ambas instituciones.  

El CESDER, es una organización de la sociedad civil fundada en 1982 dedicada a la formación de recursos campesinos e indígenas en la región Zautla-Ixtacamaxtitlán de la Sierra Norte del estado de Puebla. Tiene un programa de formación profesional con registro oficial (RVOE) desde 1989 de la Secretaría de Educación Pública del estado de Puebla para formar a Licenciados en Planeación del Desarrollo Rural. Hace un año, se le otorgó el RVOE para las maestrías en “Desarrollo de la Práctica Educativa en el Medio Rural e Indígena” y “Prácticas Narrativas en la Educación y Trabajo Comunitario”, donde tiene inscritos a 84 y 76 participantes, respectivamente, las cuales laboran en tareas educativas y de promoción del desarrollo y en la Sierra Norte de Puebla y diversas regiones del país. Por parte de la BUAP, desde hace dos décadas, personal del CENAGRO ha estado colaborado solidariamente en la formación de los profesionistas del CESDER y en el desarrollo del Campo Experimental “La Cañada”.   

La BUAP, la UR y el CESDER plantearon una alianza para impulsar la Maestría en MaSAgro, la cual generaría un beneficio en la formación de recursos humanos. En esta articulación, la BUAP a través del CENAGRO, aportó el plan de estudios junto con la UR, en donde la planta académica participa en la impartición de cursos, en estancias cortas, conferencias y en Comités Tutorales.